EL ALIAS DE MICHELL
un acercamiento con el lente marica sobre la realidad de violencia contra las trans en Cartagena
Nos cuentan por docenas en sus informes....
porque les valemos verga. Chocho.
Esta mañana nos enteramos de
una nueva muerte; otra trans ocupa el lugar que hace unos meses ostentaba
chispita; quien vestida de gala partió a los cielos entre bolsas de
bioseguridad aparentemente a causa del COVID 19 en plena pandemia. Diría uno,
entre tanta sanguinolencia y sevicia que ocurre por estas regiones, que haya
muerto por abandono, en la mitad de la calle y ante la inactividad morbosa de
los cartagenerxs, le da otro estatus ¿no creen? Sobre esta nueva víctima la
prensa sabía tan poco, que usó la fotografía de otra persona y quién sabe si la
habrán cambiado… aquí se las presento.
Se sabe que era una mujer
trans prostituta de las que ejerce su oficio en las inmediaciones de la plaza
de toros, como muchas desde hace décadas. Mujeres de ovarios tomar que desde
esa trinchera de comercio sexual, cacorros ansiosos, policías violentos y delincuencia
común, coexisten y de ese espacio al aire libre y expuestas al peligro,
obtienen su sustento diario. Justo en el lugar donde reposó el cadáver de
Michell; sin el “la” que le colocan en las noticias ya que no hace más que
nutrir la imaginación de este poco de orangutanes asesinos con los que nos ha
tocado coexistir.
Hace menos de un año
lamentábamos la muerte de un hombre gay habitante del Pozón. La prensa, actriz principal
en este tipo de acontecimientos, admitió que su muerte había sido causada por
un número incalculable de puñaladas <número
incalculable de puñaladas número incalculable de puñaladas número incalculable
de puñaladas número incalculable de puñaladas número incalculable de puñaladas…
perdón>. Jesús de Luque murió en los mangles del mercado de bazurto por 36 puñaladas que medicina legal alcanzó a
revelarles a los periodistas para que al menos el titular les quedara
grandilocuente y miserable… como siempre, para ajustar mejor la nota que aparecería
ese día, esa respectiva mañana.
Rolando Pérez no solo tuvo
que soportar los 7 monazos que recibió en su cabeza, sino que además su memoria
histórica tendría que lidiar con las insinuaciones del comandante de la policía
de la época quien no dudó en asociarlo a la delincuencia común y al comportamiento
promiscuo. Báilame ese trompo con la uña. Lo bueno, es que gracias a Caribe
Afirmativo y su diligente servicio burocrático, se logró la hazaña de elevar el
caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Lo malo es que 11 años después
no ha pasado nara.
Pero ya somos maricas
grandes y analizamos las cosas; resulta que nos encontramos en el camino un
retrovisor y con él en la mano, aunque pequeño e inadecuado, nos permitimos
mirar hacia atrás y encontrarnos esas realidades, pero también otras dimensiones
que ameritan un análisis más riguroso y menos apegada a la fórmula que nos ha
venido EMBUTIENDO desde hace 11 años ya… cómo pasa el tiempo.
Una de ellas considero que
está relacionado con las políticas públicas. No porque crea que vayan a
solucionar sustancialmente el problema a corto plazo, sino porque permite algo
fundamental que en la ciudad no está pasando con el rigor y la operatividad que
debería: El buen levantamiento de una línea base seguro ayudaría a detectar
esta sistematicidad y nos permitiera identificar patrones, analizar casos
particulares, convocar mesas de casos urgentes y de ahí un sin número de
acciones para palear el asunto.
Uno se pone a pensar un
ratico, y fácilmente llega a la conclusión de que es por eso que las violencias
homolesbotransfóbicas, que manejan ritmos y velocidades distintas, improvisan titulares
cada vez más grandilocuentes en los medios de comunicación.
Tuve la oportunidad de investigar
sobre la representación discursiva del sujeto transgenerista en la versión web
del periódico El Universal entre el año 2009 y el 2012; documento que puedes
buscar en google. En él encontrarán información tales como que los actores
discursivos; o sea los y las periodistas vacilan en el uso del género
gramatical (masculino/femenino) de los artículos definidos (el/la,
los/las) y de los artículos indefinidos (un/una, unos/unas), creando
una alternancia que desdibuja la identidad de género (femenina) de las personas
transgeneristas. Esto contribuye en la reproducción del estereotipo de
las personas transgeneristas como fenómenos antinaturales. Y se reafirma
el sistema binario e inflexible de sexo/género, impuesto por la
heteronormatividad característica del sistema patriarcal.
Tenemos entonces que
nuestrxs queridxs periodistas no hacen otra cosa que representar semánticamente a las personas transgeneristas
como pacientes, es decir, como seres que padecen negativamente las
acciones ejercidas por otros; en este caso, acciones violentas como homicidios,
ataques, disparos, balazos, cuchilladas, taconazos, torturas, amenazas,
persecuciones, etc. Esto construye un estereotipo de los transgeneristas
como víctimas.
Por otro lado, las personas
transgeneristas son parte principal de la acción noticiosa (como tema), pero
pocas veces son llamadas para referir su realidad. En ese sentido, “los medios
de comunicación sienten la obligación de recurrir a un/unos “expertos o
autoridad” externa y es ahí donde se hace necesario verificar quienes han sido
los llamados a palear los desastres de
la policía, la inoperancia de los medios y demás instituciones que vulneran
nuestros derechos por acción, omisión o estupidez.
finalmente esta evidente relación contribuye con la construcción
de una representación totalmente negativa no sólo de la población
transgenerista que participa en los hechos noticiosos, sino de la población
LGBT en general, pues como se ha mencionado en líneas anteriores, la esencialización
de los transgeneristas favorece la generalización. Además, es claro que
dichas comunidades se presentan como el grupo social con un estilo de vida
moralmente reprochable dentro del marco del conflicto por prejuicio sexual,
con lo cual, el grupo social heterosexual, el gobierno y la fuerza pública,
pueden y deben actuar en contra de dichas acciones, lo cual justifica cualquier
decisión y acción que se lleve a cabo (negación de proyectos de ley, abuso
policial, impunidad, entre otros).


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